sábado, enero 26, 2008

Era cantada la cosa, esa cosa.

No concibo las diferencias de credo como diferencias reales entre los seres humanos. O sea, yo sería realmente diferente a los demás si tuviera rueditas en los pies, y además me ahorraría una fortuna en GNC.


PRIMERA CARGA
El retiro espiritual terminó con casi ninguna certeza. La única es que había más gente leyendo esto de lo que uno se imaginaba en sus más optimistas previsiones. Claro, como me fui soy de culto, no?. Ahora resulta que todos me leían. Ah, disculpen, tengo el síndrome de Luca. Temperatura del ego: noventa y ocho Solari por ciento.


SEGUNDA CARGA
Se abre el juego, señores: el basurero mental ahora es también musical. Pasen y vean y oigan por aqui.


TERCERA CARGA
Tengo la completa seguridad de que a Confesore lo captó el INDEK: Este calor no pueden ser veinticinco grados, simplemente no puede ser.


CUARTA CARGA
El tipo presentó su novela por tercera vez a un concurso y fracasó con todo éxito, pero, a diferencia de las veces anteriores, pudo establecer una causa directa que no fuera el hecho de que la novela en realidad no vale gran cosa. La verdadera razón de mi fracaso es que en el jurado estaba Fresán. Está bien, está bien.... a todo Fresán le llega su Alan Pauls.


Cuestión de opiniones, puede ser, pero lo mismo le pasó a Lenin una vez, y ahí está, embalsamado, en un museo, quién pudiera, qué lo parió.