Rock Rock Rock Rock Rock Rock Rock Rock Rock Rock.

De alienamientos extremos hablamos, del proceso de volverse uno alien, extranjero de sí mismo, extraterrestre recién bajado de un plato volador que tiene la forma de tu cabeza, y que comience entonces la autoxenofobia, el ideal apocalíptico en el que seremos expulsados de estas republiquetas decadentes que son nuestros cuerpos aceitados de vacío, oh sí, vacío y mira qué bellas achuras y morcillas sirven también aquí: posteo luego existo.

PRIMER VACIO

Siguiendo la luna con la temática-espejo-negro: Smile or it didn't happen.

SEGUNDO VACIO
Improbables balances. Baste decir que si el mundo no se terminó este año, nunca lo hará.

TERCER VACIO
Moriremos de corrección política. He aquí una profecía posible.

CUARTO VACIO
Amanda, Amanda, twisted reflection, evil twin, el espejo perverso y perfecto de Regina Spektor, todos debieran mirarse al menos una vez en ambas aguas, encontrar la frecuencia que tensa la cuerda, el vértigo armónico de no saber que lo que pasará a continuación nunca ocurrió antes y a la vez es tan familiar.

Second coming, beginning of the end of the beginning, humo cibernético, buscando inventar el cigarrillo que transforma tu muro de facebook en tabaco para que vos también puedas saber qué se siente fumarte.

Necrocomic-con o el Festival de los Muertos Muertos, últimas localidades.

Un especialista en monólogos interiores con Asperger se desgarra una neurona ante el esfuerzo de entender esta metáfora y otras fábulas inflables.

PRIMERA FABULA

Usted sabe que tengo una canción para usted acá en este revólver, no?

SEGUNDA FABULA
En la que se cuenta la increíble historia del sujeto que se caía horrorosamente mal a sí mismo, pero a la vez tenía una sorprendente capacidad de adaptación. Todo terminó trágicamente cuando se cayó de cabeza desde lo más alto de esta moraleja inconclusa.

TERCERA FABULA
Hay demasiadas personas con la psiquis renga, demandando cosas de la vida como si la vida o Messi les debiera algo.

CUARTA FABULA
Ya nadie lee blogs, me digo para consolar esta mueca melancólica tan poco mainstream, tan pasados sus quince minutos, sus quince años, sus quince siglos.

El día que internet tenga conciencia lo único que espero es que primero se encargue de exterminar a los que comentan en La Nación.