martes, marzo 21, 2017

Y tu nombre será Charles Dildo, el amo de las minipimers.

Estás en tu elemento, es claro que todo lo que te rodea está a su vez rodeado de peajes de montos infinitos, impagables, una inconstitucionalidad latente del espíritu te eleva por sobre los demás, porque es obvio que así es cómo funciona: una pesadilla te deja en las puertas de la siguiente, un mal paso, te deja en un páramo de la existencia. Y no, no hay wi-fi.

PRIMER PEAJE
Se demora la invención de semáforos que se pongan en rojo para evitar que se diga o haga una pelotudez. Aparentemente habría algún rédito político en todo eso.

SEGUNDO PEAJE
Chancho anonadado descubre que muchas discusiones que daba por cerradas para siempre se alzan de entre las tumbas de la imbecilidad cual zombies probando que la primera vez es tragedia y la segunda es bizarrez descerebrada, Fantinos y Del Moros rising & ruling, that's the way they like it, aha, aha, o algo así.

TERCER PEAJE
La vejez consiste en comenzar a buscar definiciones imaginativas y cancheras de la vejez.

CUARTO PEAJE
Eso, o medir el tiempo a partir de la salida de Nevermind, bueno, no tan así, en realidad el año en que yo lo compré, '93, y que todo sea pre y post eso como medida del horror, ¿cómo es eso de que puede tener más de treinta años alguien que nació post Nevermind? Esa y otras tempestades domésticas en la próxima edición de "Escribí un tuit re gracioso y no le gustó ni a mi vieja"

Creo sinceramente que sería un buen dueño de funeraria.

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